domingo, 1 de febrero de 2009

FiCiFi 10: Mama, dice tu nieto que cuándo nace tu padre.


Saludos bienaventurados terrícolas. Una vez más, y puede que por última vez de forma académica, estoy aquí para escribir algo que relacione la ciencia ficción y la física. Y esta vez, creo interesante hablar de una película que vi en vacaciones; Esfera (1998). En ella, un grupo de científicos formado por un matemático, una bióloga, y un psicólogo (porque aunque algunos fanfarrones digan lo contrario, la psicología es una ciencia) son llamados por el ejercito de los EE.UU. para investigar un increíble suceso: el descubrimiento de una nave sumergida en el océano desde hace 300 años.

Este parece un argumento interesante, pero no parece demasiado fantástico…lo mejor llega cuando entran en dicha nave, y en su interior descubren algo que denominan “Esfera Perfecta”. Es una esfera cuya superficie parece líquida, brillante, y que todos quieren tocar pero ninguno se atreve. Poco a poco, investigan la procedencia de la nave y (ahora viene lo interesante), es una nave de los Estados Unidos de América que tuvo la mala suerte de “encontrarse” con un agujero negro que no habían “visto”.

Después de este pequeño resumen inicial, creo que está bastante claro que vamos a hablar de viajes en el tiempo.

¿Sería posible viajar en el tiempo? Pues según la teoría relativista si, pero no de la misma forma que nosotros pensamos. Cuando un objeto viaja a velocidades próximas a la de la luz, su tiempo avanza más lentamente que el de un observador externo, por lo que el viajero llegaría a un lugar más adelantado en el tiempo. Sin embargo, sería imposible viajar hacia atrás en el tiempo a un momento anterior a la construcción de la máquina temporal, según sostiene el físico Stephen Hawking. Lo curioso del caso es que la nave viaja en el tiempo utilizando para ello un agujero negro. ¿Realidad o ficción?

En la película, es notable y muy interesante la apreciación del matemático, interpretado por Samuel L.Jackson. Dice el genio, que los todos los que forman el grupo científico que han viajado al fondo del mar, van a morir. Y para ello utiliza el mejor razonamiento posible: Si esa nave viene del futuro significa que nadie dio el aviso de que la nave sufriría un accidente. Si nosotros lo sabemos y nadie avisó, implica que moriremos aquí. Esto respeta en mayor o menor medida el problema de la paradoja del abuelo. Es un punto de vista interesante.




Supongamos que viajamos al pasado, digamos, a la época en que nuestros padres se conocieron, y decidimos impedir que un tío ligue con nuestra madre, para evitar que se enamore de otro que no sea papa. Resulta que ese tío era nuestro padre. Así imposibilitaremos nuestro nacimiento. ¡Qué cosas! Si no hemos nacido, no podremos impedirlo, así que nuestros padres sí se habrían conocido, por lo que nacemos. Y así una y otra vez. Esto es la paradoja del abuelo, adaptada a la “paradoja de papa y mama”.

Así pues, ¿cómo solucionan nuestros amigos el problema? Digamos que en el caso de viajes temporales, solo podríamos ser espectadores. No podemos alterar hechos pasados, ya que nuestro presente, desde el cual habríamos viajado, está formado por los hechos puntuales del pasao que no podemos alterar. Menudo lio mental, pero al parecer, así es.


Lo que quizás si podemos hacer, es intervenir para que ocurra lo que tiene que ocurrir. Algo así vimos en la película “Regreso al futuro”, donde nuestro amigo McFly consigue que su madre se enamore de su padre. Pero ¿qué ocurriría si una sociedad de robots asesinos enviase al pasado un robot para asesinar a la mujer que dará a luz a nuestro salvador? Pues en Terminator envían a Risk, un soldado que consigue vencer a la máquina. De paso aprovecha para dejar embarazada a mujer en apuros, y así convertirse en el padre del hombre que lo envió al pasado. ¿Cuál era el verdadero papel de Risk? Puesto que, según la paradoja del abuelo, las máquinas no podrían matar a Sarah Connor, Risk solo tenía que quedarse mirando como la máquina era destruida. Por supuesto tenía que fecundar a Sarah, pero no debería preocuparse por el terminator.

Casos como el anterior hay varios en el cine, pero realmente, viajar al pasado no impediría un acontecimiento ya ocurrido. Pero claro, nuestros amigos siguen atrapados en el fondo del mar, con monstruos marinos y todo, convencido alguno de ellos, de su muerte segura, ya que así lo dice la física. La verdad, y no recuerdo muy bien cómo, consiguen llegar a la superficie. Resulta que la esfera perfecta tenía la habilidad de conceder los deseos de aquél que se hubiese metido en ella. Así pues, y en un alarde de cursilería, nuestros amigos científicos deciden darse la mano y desear que la esfera regrese al lugar del que proviene, y todos contentos y felices. ¿Con qué nos deja esto? Pues con un círculo vicioso que se repetirá eternamente: la nave del futuro viajará al pasado y se estrellará, y así una y otra vez.

En resumidas cuentas, viajar al pasado es algo que, aunque fuese posible en términos físicos, no podría producir cambios en los hechos ya acontecidos. Así pues, me despido por hoy, con la esperanza de que retomar esta entrada y profundizar algo más en el tema de los viajes temporales.

No olviden supervitaminarse y mineralizarse.

No hay comentarios: